lunes, 17 de enero de 2011

Sesión 8: preparad el camino al Señor

Dios es Amor. Dios es Familia.

Nosotros hemos sido creados para Dios, para ser hijos de Dios.

¿Cómo podemos convertirnos en Hijos de Dios, si somos únicamente hombres? Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, se ha hecho hombre y nos ha abierto el camino para el Cielo. Quien cree en Jesús y se bautiza se convierte en hijo de Dios. En realidad, Jesucristo es el único camino que lleva al Cielo: Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Sin embargo, es posible hablar de algunos caminos que nos llevan a Jesús. Eso es lo que significa "preparar el camino al Señor". Jesucristo viene a buscarnos y nosotros salimos a recibirle. Hoy vamos a ver cuáles son esos caminos:

El primero de los caminos que nos preparan para recibir al Señor es la Familia. Ya desde el principio de la Creación, Dios dispuso que la familia fuese fruto del amor del hombre y de la mujer que se entregan el uno al otro en alianza irrevocable. Hemos sido creados por el Amor y para el Amor. En la Familia es donde aprendemos a amarnos los unos a los otros: tratamos con reverencia a nuestros padres y respetamos a nuestros hermanos y nos preparamos para recibir la vocación con la que nos llama Dios a cada uno de nosotros. En la Iglesia las dos principales vocaciones son éstas: el sacramento del Matrimonio y el sacramento del Orden. En la vida de Familia nos preparamos para descubrir cuál es la vocación a la que nos llama el Señor.

El segundo gran camino que nos prepara para recibir al Señor es el cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios. Estos mandamientos están inscritos en el corazón de los hombres, pero como todos nacemos con el pecado original su conocimiento a veces no es fácil y nos cuesta también cumplirlos. Por esa razón, Dios dio a Moisés las Tablas de la Ley con el Decálogo, es decir, con los diez Mandamientos que todos deberían cumplir para que pudieran poseer la Tierra Prometida. Los diez Mandamientos son el camino que nos conduce hacia el Cielo.

El tercer gran camino es el del testimonio cristiano o Apostolado. Efectivamente, Jesucristo dio a los discípulos un Mandamiento Nuevo: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. No basta con que los discípulos de Jesús nos amemos como a nosotros mismos, sino que la medida de nuestro amor es la establecida por Jesucristo, esto es, debemos amarnos los unos a los otros sin medida, entregándonos, sacrificándonos a nosotros mismos. Si nosotros creyéramos en Jesucristo pero no cumpliéramos este Mandamiento Nuevo no seríamos creíbles, es decir, la gente tampoco creería en Jesucristo por culpa nuestra. En cambio, si nos amamos los unos a los otros como el Él nos ama, entonces todos sabrán que somos discípulos de Jesús y también ellos creerán en Él. Con nuestras buenas obras, nuestro ejemplo y con nuestro amor al prójimo preparamos los Caminos al Señor.

Los que mejor han preparado el Camino al Señor son los Mártires de la Fe. Mártir significa "Testigo". Los mártires han sido testigos de Dios. Cuando se habla de mártires todos pensamos en los que dieron la vida por Cristo en la época de los romanos. Sin embargo, es menos sabido que la época en la que ha habido más mártires de la fe es el siglo XX. También hoy hay personas que prefieren morir antes que renunciar a la Fe en Cristo.

Las fórmulas de la Fe


10. ¿Qué profesamos en el Credo?


En el Credo profesamos la fe en Dios, por quien todo existe, y en su plan de Salvación para todos los hombres.


11. ¿Cuál es el centro de la Fe cristiana?


El centro de la fe cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad.


12. ¿Qué nos revela el misterio de la Santísima Trinidad?


El misterio de la Santísima Trinidad nos revela que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios. Así se manifiesta que Dios es Amor.

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