jueves, 20 de enero de 2011

Padres de 3º: Tercera semana de Enero

Pido disculpas por no haber escrito esta entrada cuando le correspondía. Intentaré enmendarme a partir de ahora. Hoy, un niño me ha preguntado cuál era la oración que tocaba esta semana. Su madre quería saberlo. Esto me ha bastado para cargar pilas y volver al ataque.

La síntesis final de la sesión 30 de Jesús es el Señor es toda una lección:

LOS MANDAMIENTOS SON EL CAMINO DE UNA VIDA LIBRE PARA AMAR

Dos ideas: el cumplimiento de los mandamientos asegura la libertad del espíritu, pero esta libertad tiene como finalidad el amor. Por esa razón, esta verdad se puede formular al revés, como hizo San Agustín cuando afirmó: Ama y haz lo que quieras. Si amas de verdad, es decir, si buscas el bien de los demás con determinación y constancia estarás en el camino y harás lo que quieras, es decir, vivirás la verdadera libertad, que es una libertad para amar, para el bien.

Esta semana toca enseñar a tus hijos las Bienaventuranzas.

Bienaventurados los pobres de espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 



Explicar las bienaventuranzas no es fácil, porque parecen un contrasentido. Se trata de enseñar a los niños que la verdadera felicidad no se encuentra en las cosas que hacemos nosotros, sino sobre todo en el hecho de que Dios nos ame y nos haya prometido la vida eterna de felicidad en el Cielo. Por esta razón, cuando descubrimos motivos para estar tristes (la pobreza, la violencia que sufrimos, las ganas de llorar, el hambre y la sed de justicia, etc) en realidad en ese momento tenemos que alegrarnos porque unidos a Jesús esos sufrimientos son nuestro camino para el Cielo. 

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