martes, 11 de enero de 2011

Sesión 30 de Jesús es el Señor. Llamados a vivir como hijos de Dios

La Iglesia nació el domingo de Pentecostés. En ese día, los Apóstoles estaban reunidos junto a María, la Madre de Jesús, en Jerusalén.

La Fiesta de Pentecostés es una fiesta judía y cristiana.

La fiesta judía de Pentecostés.


Pentecostés significa "cincuenta días", porque se celebra exactamente cincuenta días después de la Pascua. El día de Pascua, los judíos fueron llevados por Moisés al desierto, cruzando el Mar Rojo.

Allí en el desierto, el pueblo judío sobrevivió gracias a Dios que lo cuidaba y protegía: les daba de comer el maná, les dio de beber con agua salida de un roca, les protegía del sol mediante la nube que estaba sobre el campamento día y noche. En el desierto, Dios les manifestaba su predilección: ellos eran el Pueblo de Dios, el Pueblo Elegido en el que nacería el Salvador del mundo.

En el desierto ellos deberían a aprender a comportarse como pueblo de Dios. Como no se portaron bien, Dios no les dejó entrar en la Tierra Prometida. Tardaron cuarenta años en llegar allí. Durante esos cuarenta años, Dios les estuvo enseñando cómo deberían comportarse.

Para eso les entregó las Tablas de la Ley, es decir, los Diez Mandamientos de la Ley de Dios o Decálogo. Al hacerlo, estableció con Moisés una Alianza, que selló con un sacrificio y con un banquete.

Esta Alianza se llama también Testamento, porque Dios les dijo qué tenían que hacer: cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios.

Los Mandamientos de la Ley eran un camino que les llevaría a la Tierra Prometida. Esos Diez Mandamientos se podían resumir en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

En la Fiesta de Pentecostés se celebra la entrega del Decálogo y la Alianza de Dios con Moisés. Dios se comprometió a llevar a su Pueblo a la Tierra Prometida y a enviar al Mesías.

Estos Mandamientos indicaban el camino que hay que seguir, pero no les daba a los hombres la fuerza para caminar por ese camino. Además, los corazones de los hombres eran fríos y duros. Muchas veces se olvidaron de Dios y protestaban contra Moisés. Mientras Moisés estaba en el monte Sinaí recibiendo las Tablas de la Ley, el pueblo construyó un becerro de oro, es decir, un ídolo al que adorar y al que pedir la ayuda necesaria. Los profetas anunciaron que llegaría un tiempo en que los corazones de los hombres dejarían de ser de piedra, para convertirse en corazones de carne, capaces de amar de verdad.

La fiesta cristiana de Pentecostés


Las promesas de los profetas se cumplieron en la Nueva Alianza. Jesucristo entregó la vida muriendo en la Cruz para el perdón de los pecados y para convertir los corazones de los pecadores en corazones nuevos: corazones capaces de amar, corazones dignos de los hijos de Dios.

Cincuenta días después de la Pascua, es decir, de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, el Espíritu Santo fue enviado sobre los Apóstoles. Antes de ese día, estaban asustados y tenían miedo de salir a la calle. Los judíos, que habían matado a Jesús, podían también perseguirles a ellos.

Sin embargo, el Espíritu Santo se posó sobre sus cabezas en forma de lenguas de fuego y comenzaron a hablar en lenguas y a dar testimonio de Cristo sin ningún temor. En ese día tan grande, fueron bautizados varios miles de personas.

Si en la antigua fiesta de Pentecostés Dios entregó unas tablas de piedra, en esta Nueva fiesta de Pentecostés Dios entregó el Espíritu Santo para convertir a los hombres en Hijos de Dios. Ahora la Ley de Dios no está fuera sino dentro de los corazones de los cristianos, que no sólo saben cuál es la Ley de Dios sino que además tienen al Espíritu Santo que les ayuda con su gracias a vivir y cumplir los Mandamientos.

Ahora los cristianos pueden cumplir el Mandamiento Nuevo que Jesús ha mandado a sus discípulos: "Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado". Además Jesús nos explicó que ésta sería la señal que distinguiría a los cristianos. Una señal ayuda a distinguir una cosa de otra. En los rebaños, las ovejas tienen una señal hecha con un hierro al rojo vivo para que sus dueños las distingan. La señal del cristiano es la señal de la Cruz: somos capaces de amarnos los unos a los otros como Cristo nos ha amado, es decir, somos capaces de dar la vida los unos por los otros. "La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros" (Jn 13, 34-35).


49, ¿Qué es el purgatorio?
El Purgatorio es el sufrimiento de los hombres que han muerto en paz con Dios, pero que tienen que ser purificados de sus pecados antes de participar en la felicidad del Cielo.
50. ¿Qué significa la palabra “Amén” con la que termina el Credo?
Decir “Amén” significa que creemos las palabras, las promesas y los Mandamientos: que nos fiamos totalmente de Él.

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