martes, 29 de marzo de 2011

Sesión 39: Escuchamos la Palabra de Dios

Cuando participes en la Eucaristía en tu parroquia, procura identificar tres lugares muy importantes situados en el presbiterio. (El presbiterio es el espacio en el que se desarrolla el culto eucarístico). 


Estos tres lugares son el altar, el ambón y la sede. 


El altar es la mesa del pan eucarístico, en donde se realiza el sacrificio. Es el símbolo del sacerdocio de Cristo.


El ambón es la mesa de la Palabra. De ella hablaremos hoy de manera particular. Es el símbolo de Cristo Maestro y profeta.


La sede es el lugar donde se sienta el celebrante. En las iglesias catedrales, la sede es particularmente importante por que allí se sienta el Obispo y desde allí preside y apacienta su diócesis. Es el símbolo de Cristo Pastor y Rey.


En la mesa de la Palabra -que recibe el nombre de ambón- la Iglesia celebra la liturgia de la Palabra. Podemos distinguir varios momentos.


1ª Las lecturas. (Los domingos y fiestas se suelen leer dos lecturas: una primera del Antiguo Testamento y una segunda que se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles o de alguna de las epístolas).


En las lecturas es muy importante que el lector se dé cuenta de que no está leyendo sólo para sí mismo sino que está proclamando la Palabra de Dios, que debe de servir de alimento espiritual a los oyentes. Eso significa que debe de leer despacio, vocalizando, en voz alta y clara, sin chillar, cuidando las pausas. 


Antes de leer, el lector hará bien en ensayar un poco antes en el mismo ambón: preguntando qué tiene que decir exactamente: por ejemplo, no hay que decir nunca primera lectura, porque eso se da por entendido, y siempre hay que acabar con la expresión clara y distinta: Palabra de Dios. A lo que la asamblea responderá diciendo: - Te alabamos Señor. 


Después de la Primera Lectura, tiene lugar el Salmo responsorial. Por lo general, es conveniente que quien entone o lea el salmo sea alguien distinto al lector de la primera lectura. De esta manera, se podrá comprender mejor que mientras la Primera Lectura es Dios quien habla a su pueblo; en el Salmo responsorial, en cambio, es la Iglesia la que responde agradecida, elevando su voz hacia el Señor. El salmista es un oficio importante. Los salmistas suelen ser buenos cantores.


El Papa muestra el Evangeliario


El Sacerdote dice "El Señor esté con vosotros" y el pueblo responde: "Y con tu Espíritu". A continuación el Sacerdote hace la señal de la Cruz sobre el libro (para indicar y manifestar la presencia de Cristo en esa Palabra), en la mente, en los labios y en el corazón. Mientras tanto dice el Evangelio que va ser a proclamado, a lo que el pueblo responde también signándose en la frente, en los labios y en el pecho y diciendo estas palabras: gloria a ti Señor. 


Al terminar la lectura del Evangelio, el sacerdote besa el libro y pronuncia con solemnidad: Palabra del Señor.


Fórmulas de la Fe


73. ¿Cuál es el mayor obstáculo para seguir a Jesús?


El mayor obstáculo para seguir a Jesús es olvidarnos de Él y de sus mandatos en la vida diaria. 


74. ¿Cómo seguir a Jesús?


Seguimos a Jesús cumpliendo la voluntad de Dios, manifestada en los Diez Mandamientos, tal y como los vivió y nos los enseñó Jesús y nos ha transmitido la Iglesia.

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