martes, 26 de abril de 2011

Jesús es el Señor: sesión décimo novena


1. Jesús celebra la Pascua

José y María enseñaron a Jesús, desde que era muy pequeño, a celebrar las grandes fiestas de Israel. Todos los años iban desde Nazaret hasta Jerusalén para celebrar allí la más grande de las fiestas: la Pascua. 

Piensa un poquito en las fiestas que celebras con tu familia y las tradiciones más entrañables: la nochebuena, las celebraciones de la Semana Santa, la gran fiesta de la Pascua. Todas estas fiestas que celebras tú son cristianas: nos acordamos y nos alegramos porque Jesús ha hecho posible que nuestra vida tenga un sentido. Con Jesús, también nosotros celebramos nuestra Pascua. 

Pero, ¿qué significa esta palabra tan extraña? Hemos hablado de la pascua de los judíos, de la pascua de Jesús y también de nuestra pascua. ¿Se trata de lo mismo? 

La palabra y la fiesta de la Pascua son de origen muy antiguo, son incluso anteriores a Moisés. Los pastores celebraban todas las primaveras una gran fiesta, cuando llegaba el momento de llevar sus rebaños desde las tierras de invierno a los pastos de verano. De hecho, la palabra pascua puede significar tanto "pasto" como "paso", en todo caso, hace referencia a ese "pasar" de unos pastos a otros. Eso se hacía siempre en la luna llena de primavera. En esa noche se sacrificaba un cordero y con su sangre se marcaba el territorio para alejar a los malos espíritus del campamento. Era una noche de gran fiesta y, por tanto, había un banquete, música y danzas. Éste es el origen de la pascua de los pastores.

Moisés era pastor de ovejas, cuando Dios le mandó ir a Egipto para que liberara a su pueblo de la esclavitud. Eso mismo que hacía con las ovejas, ahora lo tendría que hacer con su pueblo: debería hacerlo "pasar" de las tierras oscuras de la esclavitud a la Tierra prometida. Y así lo hizo. Mandó Moisés que todas las familias sacrificaran un cordero y que con su sangre hicieran una marca en las jambas de las puertas de sus casas. En la cena deberían celebrar la Pascua, comiendo la carne del cordero, hierbas amargas y panes ázimos. Esa noche el ángel exterminador pasó por Egipto y murieron todos los primogénitos tanto de animales como de hombres, salvo los que estaban protegidos por la señal de sangre. Esta fue la última de las plagas con que Dios castigó la terquedad del faraón de Egipto. Y después de ese día salieron de allí hacia la libertad. 

Dios estableció que todos los años celebrasen esta fiesta, para que nunca se olvidasen de que Dios es siempre fiel, cumple sus promesas y está siempre con su Pueblo. Por algo se conocía como el pueblo elegido, el pueblo de Dios. 

Jesús era judío, como sus papás, y celebraba esta fiesta con gran alegría y emoción. 

Pero la pascua de la que queremos hablarte hoy no es ni la de los pastores ni tampoco de la celebrada por los judíos. 

Hoy queremos hablarte de la última Pascua que celebró Jesús, que con razón se conoce como la Última Cena. En el año 30 la fiesta de la Pascua caía en viernes. San Juan nos cuenta que "antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Jn 13, 1). Dicho de otra manera, para que lo comprendamos mejor: Sabiendo que había llegado el momento en que lo iban a crucificar y, por tanto, "iba a pasar de este mundo al Padre", quiso celebrar anticipadamente "su" pascua con sus discípulos en la víspera, es decir, en la cena del jueves. 

La Pascua de Jesús coincide el mismo día que la pascua de los pastores y que la pascua judía. En la primera noche de luna llena de la primavera de ese año 30, se sacrificó el Cordero de Dios, que derramó su sangre para el perdón de los pecados. 

La carne de ese Cordero fue entregada de manera sacramental en la Última Cena, puesto que Jesucristo instituyó el sacramento de la Eucaristía y del Orden sacerdotal. Partió el pan y lo repartió, diciendo: "tomad, esto es mi Cuerpo". Al final de la cena tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias y se lo dio a sus discípulos para que bebieran de él. Y les dijo: "esta es mi Sangre, sangre de la Alianza, derramada por todos". 

El misterio pascual de Cristo comienza el Jueves Santo pero sólo se consuma el Domingo de Resurrección. Dios no permitió que su Hijo experimentara la corrupción y lo libró del mundo de los muertos para pasar a la casa del Padre. 

Esta es la razón por la que los cristianos ya no festejamos los ritos tradicionales del pueblo de Israel ni los sacrificios con los que Dios preparó la venida y el camino de su Hijo. "¡Cristo, nuestra pascua, ha resucitado!", proclama hoy la liturgia de la Iglesia. Nosotros los cristianos celebramos la Resurrección de Cristo, principalmente porque ésta es "nuestra pascua": quienes hemos sido bautizados en Cristo participamos no sólo de su muerte sino también de su Resurrección. Gracias a Jesús, celebramos la Pascua todos los domingos, que es el día del Señor, y de manera solemne el primero de los domingos. Obedecemos así lo que él nos encargó en la Última Cena: "Haced esto en memoria mía". 

En la Última Cena Jesús quiso dejarnos su testamento espiritual: el Mandamiento Nuevo. "Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En testo conocerán que sois mis discípulos". Y para que nos quedara muy claro en qué consiste amarnos los unos a los otros hizo un gesto asombroso. Se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos. Así nos dio ejemplo de cómo nos debemos servir unos a otros, venciendo el orgullo y la soberbia de considerarnos superiores a los demás. 


2. FÓRMULAS DE LA FE

37. ¿Por qué la Resurrección de Jesús es tan importante para la fe cristiana?

Porque con la Resurrección Cristo realiza la promesa de Dios en favor de los hombres: darles la Vida nueva que no tendrá fin.

38. ¿Cómo participamos nosotros de la Resurrección de Jesús?

Nosotros participamos de su Resurrección si creemos que Jesús ha resucitado y, bautizados, esperamos resucitar un día con él. 

3 comentarios:

  1. Gran labor la que hace con su blog, tenga la seguridad de que el tiempo que le dedica sirve para acercar almas a Dios, y esto hoy dia tiene un gran valor.
    Le encomiendo con fuerza.
    Un abrazo

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  2. Saludos y bienvenidos al Primer Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa
    El próximo 17 de agosto nos reuniremos en Madrid en el Colegio Mayor Jaime del Amo. En los enlaces que te adjuntamos encontrarás toda la información que te pueda interesar.

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